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LA NATURALEZA NO TIENE PALITO DE FÓSFORO!

LA NATURALEZA NO TIENE PALITO DE FÓSFORO!

ARTÍCULOS
21 de outubro de 2019
Por Leonardo Comastri - Gerente de Semillas

QUEMA RÁPIDA O DESCOMPOSICIÓN LENTA (NI SIEMPRE LENTA) DE RESÍDUOS FLORESTALES?

El concepto de la relación fuente-absorción ampliamente utilizado en Fisiología Vegetal, trajo para los precursores en el estudio de esa disciplina la comprensión de la existencia de partes que actúan como fuente de carbohidrato (las hojas por ejemplo) para otras partes que preferencialmente lo acumulan (raíces, frutos en crecimiento, etc). Hay un equilibrio químico establecido entre los componentes de una planta. Una planta como gran consumidor de CO2 tiene a la atmósfera como fuente de carbono.
La planta como captador tiene en el suelo su fuente principal de nutrientes. La concentración de estos nutrientes puede ser extremamente variable en amplitudes que van desde valores que impiden el crecimiento de una planta por la falta, hasta valores que pueden impedir por el exceso.  
En casos más frecuentes de deficiencias de nutrientes, la productividad de una planta es viabilizada por la fertilización del suelo: se aumenta la fuente de nutrientes para satisfacer los requerimientos para una productividad buscada.
Para tener una producción constante de un cultivo, es necesario cubrir los requerimientos de nutrientes en niveles adecuados.
En fertilidad del suelo se puede utilizar la relación fuente-absorción en la interdependencia existente entre las partes que interactúan entre suelo y planta.
El suelo es naturalmente fuente de nutrientes, podemos encontrar suelos con buena fertilidad o suelos deficientes que podemos adicionar nutrientes por medio de la fertilización.
El punto primordial de este trabajo, sobre el cual nuestros argumentos van a ser desarrollados es que:
El suelo en condición de carencia podrá aportar o retener.
El suelo podrá ser fuente de P cuando disponibiliza para la planta este nutriente aunque no logre cumplir totalmente sus requerimientos.
Lo que se adiciona como fertilizantes se sumará, sin mayores restricciones a las reservas ya existentes en el suelo.
En caso de suelos que retienen los nutrientes, habrá una competencia con la planta por el P adicionado como fertilizante. Por tanto, el suelo primero actúa como retenedor para luego convertirse en fuente, gran parte del fertilizante fosfatado aplicado será utilizado para atender la demanda del suelo, que es mayor de lo que necesita la planta. Suelo y planta son absorvedores, estarán compitiendo entre sí por los fertilizantes aplicados y en muchos casos, el suelo absorbe más fertilizante.
Con el intemperismo los suelos pasan gradualmente de fuente para retenedor de P. En condiciones extremas de intemperismo el suelo retiene mayor cantidad de P y para que la planta pueda absorber es necesario la fertilización con grandes cantidades de fertilizante fosfatado.
Suelos como esos pueden adsorber más de 2 mg cm-3 de P, valor que equivale a 4.000 kg/ha de P aplicado al voleo y tapado de cero a 20 cm de profundidad. La mitad de ese valor podrá ser fijado hasta en un mes de contacto con el suelo (desarrollo de formas “no intercambiables”) pudiendo revertir esta condición.
Cultivos anuales como soya inmovilizan en toda su biomasa aproximadamente 20 kg/ha de P, el suelo puede inmovilizar cien veces más en formas no disponibles.  Como el elevado intemperismo de nuestros suelos actuales continua, su carácter retenedor de P deberá también continuar aumentando con el tiempo. Si pensamos en un bosque tropical con 54,5 Kg/ha de P inmovilizados en su biomasa con valores de reciclaje de 17 kg/ha/año por la descomposición de hojas maduras y transpiración, sobre un suelo con un poder de fijar 4.000 kg/ha de P, se hace difícil explicar como este equilibrio se mantiene. El bosque un retenedor pequeño, con adquisición lenta de P (años) para su formación, contrasta con un suelo, un retenedor muy grande (algo como doscientas veces mayor) y con un poder de adsorción extremamente rápido (algunos días para completar su tarea).
Si la planta no está en equilibrio con el suelo se espera una pérdida gradual de P de la biomasa que va directo al suelo.
Así ese suelo no es apenas un medio físico de sustentación del bosque, también puede convertirse en un “pozo negro” donde el P que entre en contacto con su fase mineral no vuelva a estar disponible para el bosque.
Lo que se puede suponer es que prácticamente no debe haber contacto del P reciclado con la fase mineral de estos suelos. La planta absorbería directamente de la descomposición del substrato orgánico o de la fase orgánica por intermedio de la hidrolisis enzimática proporcionada por las fosfatasas, sin “darle oportunidades” al substrato mineral del suelo de envolverse en el equilibrio actualmente existente. Todo esto genera una fuerte argumentación contra la quema de residuos de la producción agrícola. Practicar la quema o el manejo intensivo del suelo de modo a acelerar la descomposición de la capa orgánica (una fuente de liberación lenta) en suelo más intemperizados, particularmente en los más arcillosos seria favorecer el gran poder retenedor de P del suelo. Por tanto cuando el suelo aún es fuente, en condiciones de menor intemperismo, la quema será menos dañina. El P liberado por las cenizas será adsorbido por las partículas de suelo por su poder de retención mayor al de las plantas.

Utilizar fuego es colocar todo un contenido de nutrientes a la disposición de una planta aún no preparada para recibirlos. Habrá volatización de nutrientes, perdidas por erosión, lixiviación y procesos pocos compatibles con la quema biológica o descomposi

Con el aumento del intemperismo de los suelos aumentara también el desequilibrio entre suelo y planta, hará que la planta no soporte más la competencia por nutrientes con el suelo.
Similar a la fase mineral de P del suelo la fase orgánica presenta componentes con carácter variable entre tipos de P (di ésteres y mono ésteres). Esa disponibilidad variable de P en las diversas formas es compatible con una demanda gradual, siendo más o menos lento, dependiendo de las características de la planta como ciclo, edad, demanda de P, etc.
La quema de residuos de cultivos o suelos con intensa exposición a la descomposición proporciona pérdidas de fósforo orgánico (Po) predominando formas más refractarias, bajando la participación del Po como fuente de P para las plantas quedando esta función más restricta a una fase mineral con características crecientes de P-retenido. Así el sistema anteriormente optimizado por el Po se vuelve cada vez más dependiente de los fertilizantes.
La pérdida de productividad oriunda de áreas recién abiertas sometidas al cultivo intenso tiene como causa la mayor mineralización del Po y la subsecuente transformación del P mineralizado en forma no aprovechable.
El acumulo de materia orgánica en condiciones que se descomponga de manera lenta y gradual sería una “solución” para acumular nutrientes, de modo que no favorezca a la interferencia negativa de la fase mineral en el mantenimiento de nutrientes ciclados en el sistema suelo-planta en formas disponibles.
La descomposición lenta de la fase orgánica (mantenido el Po más constante) es una seguridad de oferta de P más gradual, como un “fertilizante de liberación lenta” de P y de otros nutrientes para el excelente crecimiento de plantas como el eucalipto, café, pasturas y otros.
Destruir la materia orgánica en suelos-fuentes, en condiciones no tropicales, implica tener alguna reducción en el poder fuente de la fase mineral de esos suelos. Destruir la materia orgánica en suelos-retenedores en condiciones tropicales significa aumentar el poder de retener nutrientes de esos suelos. Así la pérdida del horizonte orgánico de esos suelos, que los hace tan productivos, deberá transformar un sistema que se auto-sustenta en otro altamente dependiente de fertilizaciones, particularmente de P, para mantenerlos productivos. El manejo del suelo que conduce a la mineralización del Po podrá ser un desastre particularmente para una agricultura de bajos insumos.
La reforestación con el eucalipto en Brasil ha pasado por cambios drásticos en las prácticas del cultivo. Recientemente parte de las empresas forestales del país están cambiando la preparación intensiva del suelo (limpieza, quema, rowplow, rastra, entre otros) por un laboreo  mínimo, ni siquiera queman los residuos. .
Un bosque de eucalipto reformado con crecimiento lento durante el ciclo en fase con una demanda igualmente lenta y gradual de nutrientes, a lo largo del ciclo, está ajustada a la descomposición de los restos del cultivo anterior. Las hojas más ricas en nutrientes que otros tejidos de los árboles son rápidamente descompuestas supliendo la gran demanda nutricional para el establecimiento inicial de un nuevo bosque. Las ramas finas suplirán una fase posterior a de las hojas. Las ramas gruesas, raíces y tallos contribuirán con una fase adicional intensificando el reciclaje bioquímico. Por lo tanto hay poca dependencia del suelo a una fuente de nutrientes diferentes al propio bosque.
Utilizar fuego es quebrar esa secuencia lógica, es colocar todo un contenido de nutrientes a la disposición de una planta aún no preparada para recibirlos. Habrá volatización de nutrientes, perdidas por erosión, lixiviación y procesos pocos compatibles con la quema biológica o descomposición. Así cuanto menor es la relación C/N del residuo, más la quema biológica se aproxima de la química (fuego) y todo eso sugiere que se erra menos cuando se usa el palito de fósforo en las condiciones en que la propia naturaleza, en su sabiduría, está también con prisa.
Actualmente las investigaciones con frecuencia buscan un “fertilizante de liberación lenta” que favorezca a la planta y no al suelo, imitando lo que la naturaleza hace. Si nosotros quemamos, anticipamos su descomposición con preparación agresiva.
El mantenimiento de nutrientes en la materia orgánica o en la biomasa es una condición para mantener o no tener grandes pérdidas de productividad. El manejo de esos materiales debe privilegiar el sincronismo entre la tasa de liberación de nutrientes y las tasas de absorción o demanda de nutrientes de las plantas.



 

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