Factores a considerar en la calidad de la semilla de pasto
El éxito de una pastura depende de la elección de una semilla de buena calidad. Además de la importante misión de propagar los pastos, la semilla contiene en su interior toda la información genética necesaria para la expresión de alta productividad, generalmente asociada con al menos una o más características deseables en los pastos, por esto la importancia de la calidad de la semilla.
Con la llegada de ciertas herramientas, la semilla comienza a agregar un alto valor tecnológico que contribuye al éxito de la implantación. La semilla puede considerarse como el más importante de los insumos agrícolas, porque si no es de buena calidad, no habrá una plantación adecuada ni productividad económica. En consecuencia, habrá desperdicio y pérdida de eficiencia en el uso y desempeño de los otros insumos.
Depende del ganadero comprobar cuidadosamente la calidad de la semilla antes de comprarla. Las semillas certificadas se producen bajo normas estrictas y dentro de ciertos estándares de calidad y, por lo tanto, deben preferirse.
La información necesaria para el correcto uso se puede encontrar en el informe de análisis de semillas, además de la información básica impresa en las etiquetas de los paquetes que contienen las semillas certificadas, brindando la seguridad que no se encuentra cuando el ganadero utiliza material propio o de "comerciantes" sin garantías reputacionales.
La calidad del forraje producido depende de una adecuada implantación del pasto. En este sentido, aspectos relacionados con el análisis químico del suelo, corrección de acidez y fertilidad, preparación del suelo, elección de una buena semilla y variedad correcta, época de siembra o plantación, entre otros, son fundamentales para la calidad final del producto.
Las semillas no deben presentar grietas o fisuras (resultado de daños mecánicos) para evitar la posibilidad de penetración de patógenos que perjudican la germinación y/o el desarrollo de las plantas. La uniformidad de tamaño es otra característica deseable, ya que potencia las buenas características de las semillas, facilita la regulación de las sembradoras, permite un brote más uniforme de las plántulas y constituye una garantía más para el ganadero, indicando que el material adquirido fue sometido a procesamiento. La calidad de un lote de semillas debe ser evaluada en un laboratorio de análisis de semillas (LAS), compuesto por equipos específicos y equipo técnico calificado para realizar los análisis de rutina, relevantes para la evaluación de la calidad de la semilla, de acuerdo con los estándares de calidad definido para cada especie forrajera.
Figura 1. Test de Tetrazólio muestra los niveles de viabilidad de las semillas.
¿Qué atributos deben considerarse en la cotización y elección de semillas forrajeras? Destaco tres: uno genético, otro físico y el tercero fisiológico.
La primera (pureza genética) evita el problema recurrente de la mezcla varietal. Cuando un ganadero compra semillas de la especie A, no quiere ver plantas de la especie B en el pastizal formado. Solo quienes producen este insumo pueden garantizar su pureza genética, por lo que es imprescindible comprarlo a empresas acreditadas, es decir, a aquellas que tienen campos de producción registrados e inspeccionados, y cuyos procesos son auditados y certificados. Esta es la única alternativa del productor, pues incluso puede diferenciar visualmente semillas de gramíneas de diferentes géneros, pero no de especies del mismo género.
En cuanto a los atributos físicos, la legislación brasileña, de donde provienen la mayoría de las semillas de pasto, estipula un porcentaje de una pureza mínima del 40% para las gramíneas del género Panicum y del 60% para el género Brachiaria. Recomiendo al pecuarista comprar semillas de exportación estándar con pureza superior al 90%, principalmente para sistemas ganaderos más intensivos e integración con cultivos. Así, el ganadero evita la introducción de semillas invasoras, huevos de plagas (insectos y nematodos) y esporas de hongos en su propiedad. El tercer parámetro a observar en el momento de la compra es el porcentaje de germinación de las semillas, pues cuanto mayor es, mayor es su viabilidad, vigor, porcentaje de germinación, supervivencia en campo y longevidad.
Además de observar estos atributos, recomiendo comprar semillas ya tratadas por la empresa vendedora. El tratamiento de semillas (TS) se define como la aplicación de sustancias químicas en estas, con el objetivo de proteger y mejorar el desempeño agronómico del sistema semilla-germinación-emergencia, en cuanto al establecimiento del rodal inicial, desarrollo vegetativo y productividad del pasto. Las sustancias químicas tienen una función protectora, por ejemplo, los fungicidas actúan para proteger contra la acción de los hongos en el suelo y/o en la semilla y pueden ser sistémicos o de contacto. Otras sustancias químicas pueden tener una función de mejora del rendimiento agronómico y pertenecen a las clases de nutrientes minerales y bioestimuladores.
Otro tratamiento de semillas es el peletizado para incorporar carbonato de calcio, además de fuentes de macro y micronutrientes.
La incrustación también tiene ventajas, pero es necesario comprar semillas con incrustaciones de empresas que dominen la técnica, para no tener problemas de retraso y desniveles en la germinación.
Bien hecho, el proceso tiene los siguientes puntos positivos: manejo más fácil de semillas, regulación más adecuada del equipo de siembra por aumento de peso, mayor pureza evitando malezas y plagas, reducción de problemas de deriva en la siembra por lance o aéreo, menor riesgo de intoxicación del trabajador por los tratamientos.
Una vez compradas las semillas, es importante calcular su tasa de siembra. Al dimensionar el consumo de semillas que se utilizarán en el establecimiento de pastos, se debe dar preferencia al uso de su valor cultural. Valor Cultural (CV) se refiere a la relación entre la germinación y la pureza física del lote de semillas, según la siguiente expresión:
VC = (%G x %PF) / 100
En que:
VC = Valor Cultural (%)
G = germinación de las semillas (%)
PF = pureza física de las semillas (%)
Cada cultivo de forraje tiene una cantidad de semillas por gramo y cantidad de plantas deseable por metro cuadrado después de la germinación de la semilla. Con base en estos parámetros y en el valor cultural de la semilla comprada, se calcula la tasa de siembra, la cual se expresa en kilos de semillas por hectárea. Otro punto que influye en esta cuenta es el método de siembra, que puede ser al voleo (manual, con abonadora o sembradora), con sembradoras en línea o por avión. Lo importante a considerar es que cuanto peores sean las condiciones para la siembra y germinación de las semillas, mayor debe ser la tasa de siembra.
Como la semilla representa solo el 10% de la inversión en el pasto, es fundamental que el productor ganadero evalúe la relación costo/beneficio del producto a comprar. En el sector de semillas de pastos, lamentablemente, muchos ganaderos cuestionan solo el precio por kilogramo de semillas, olvidándose de considerar la recomendación sobre la cantidad de kilos de semillas a aplicar por área (ítem vinculado a la calidad de la semilla) y con eso terminan cayendo en una trampa: compran el precio más bajo y gastan mucho más en la formación del pasto, porque necesitan más semillas por hectárea.
En todas las evaluaciones que he realizado, cuanto mejor es el patrón de semillas, menor es el valor de inversión por hectárea para la siembra del pasto. El parámetro aquí no debe ser el precio por kilogramo y si el valor final que se invertirá por hectárea entre semillas de igual estándar de calidad.
Si usted productor aún no ha realizado este paso a paso, le recomiendo que se apresure a garantizar sus semillas porque la "ventana" para esta etapa se está cerrando.
Figura 2. Semillas grafitadas patrón extra: Paquete tecnológico para garantizar mayor tasa de germinación en los campos.